
¿Qué es para ti la customización de motos?
Es una expresión de individualidad y un estilo de vida para los que nos gusta esto. El estilo es la respuesta a todo. Hacer algo arriesgado con estilo se llama arte.
¿Cuál fue tu primer contacto con el mundo del motor?
Mi primer contacto fue con los coches. Recién sacado el carnet me tuneé un Seat 850. Era el año 1994. Una combinación entre el tunning más hortera de esos años y mi visión quinqui de ese momento. Tengo alguna foto por ahí, por si te atreves a verla.
Cuéntanos como fue esa época en la que preparabas Minis para correr.
Lo de los Minis fue muy divertido. En ese momento todos estaban preparando GSI, Golf, R5 turbo, AX… y a mi ya me aburría soberanamente lo que hacía todo el mundo, así que se me cruzó un Mini Cooper 1300 de mí mismo año (76), lo probé y fue amor a primera vista. Algo tan arcaico, totalmente empotrado dentro, con mi metro noventa, y un motor que parecía capaz de mucho más, así que lo compré. En esos años valían dos duros, no los quería nadie. Y ya me líe. El primero que hice con el motor original, pero mejorado de carburadores, colectores, escape y admisión… ya me dio muchas alegrías. Y fue con el que empecé a correr con los colegas del barrio, subidas de montaña casi siempre. El siguiente fue un 800 que compre en una subasta, prácticamente gratis. Y le metí un Austin Metro 1300 muy mejorado. Con ese fue con el que casi pierdo la vida, pero eso ya es otra historia que un día te contaré. Significó mi retirada completa del mundo de los Minis.
¿Cuál fue tu primera moto?
Mi primera moto fue una Derbi Variant en 1990, con los 14 recién cumplidos. Un poco tuneada, como marcaban los cánones del momento. Pero me duró nada, creo que menos de 3 meses. Me la robaron en el barrio. Así que mi padre me regaló una Mobilette Cady, con la que puedo decir que aprendí y la exprimí al máximo de lo que podía dar. ¡¡¡Pobre!!! ¡¡Pero hombre!! ¡¡¡¡Ha ha ha ha!!!!




¿Qué te inspira a la hora de hacer motos? ¿Dónde buscas la inspiración?
Me inspiran los valores estéticos de antaño. Cualquier cosa de apariencia añeja me vuelve loco. Me atraen ciertas particularidades del mundo de las carreras «callejeras» que siempre han sido fuente de inspiración. Me interesa la individualidad, lo ilegal y lo romántico. El color negro, en todas sus gamas cromáticas. Y, sin lugar a dudas, ciertos movimientos musicales son una fuente constante de inspiración en todos mis diseños…”new wave”, punk, post punk..
¿Cómo surgió la idea de hacer motos de 125cc?
La idea de las 125cc fue pura casualidad. David, un buen amigo de Mallorca me encargó un proyecto totalmente libre, pero en 125cc ya que solo tenía el B. De ahí salió uno de mis trabajos mas reconocidos, publicado en Pipeburn, Bike Exif… que me valió posicionarme como nuevo constructor. A partir de ahí vi que había un buen hueco de mercado. Casi todos mis amigos se dedicaban a Harley Davidson o japos gordas, así que me motivo a dedicar una gran parte del taller a esa cilindrada para todos los públicos, y que tan bien me ha funcionado para poder costear otros proyectos o ideas menos lucrativas, pero divertidas.
¿Qué esperas de una moto que vas a customizar?
Para mí lo más importante es que sea estética y funcional a partes iguales. Hago lo posible, todo lo posible, porque la estética que me gusta no limite la funcionalidad de la moto. Es vital que sea una moto con la que puedas hacer cuatro mil kilómetros o darte un voltio un jueves por la tarde. Que robe todas las miradas por la calle, pero sobre todo, que te lleve del punto A al B con el menor de los problemas posibles.
¿Qué proyecto te gustaría hacer que no has hecho todavía?
Siempre me planteo nuevos retos. Trato de hacerme preguntas continuamente para superar las propias modas, hábitos y prejuicios. Intento concebir cada moto como una reflexión sobre mis vivencias y estado de animo. En fin, hago lo que quiero y como quiero, y esa es mi mayor motivación. Como siempre digo, mi mayor orgullo siempre es mi siguiente moto. Vales tanto como tu próximo proyecto. Lo pasado, pasado está, se ha vendido, se ha enseñado y, como tal, siempre se podría haber hecho mejor. No hay razón para el orgullo. Por eso solo me obsesiono con la nueva moto, la que está por venir, la que más me cuesta desarrollar, la que me obliga a superarme, la que más me emociona y la que me rompe la úlcera de los nervios.

